Comer, Rezar, Amar (Eat, Pray, Love USA, 2010) intrascendente
film producto de la autoexploración biográfica de Elizabeth Gilbert; dirigida
por el sensible Ryan Murphy,
pero absoluto falto de talento, quien nos ha deleitado con varios capítulos de
Glee, Nip/Tuck y Running with Scissors.
Julia
Roberts está divina encarnando a esta neurótica, triste y amargada mujer,
perdida en sí misma, quien decide explorarse en un viaje por el mundo en tres
etapas, con la finalidad de encontrar su identidad en oasis emotivos y
sensoriales como Roma, Calcula y Bali.
De hecho no
hay nada más que Julia Roberts. Roberts dejando USA, Roberts comiendo pizza, Roberts
en un templo budista, Roberts sacando copias en una isla…. no hay el más mínimo
desarrollo de personajes secundarios, y eso que se acompaña de James Franco y
Javier Barden, quienes de verdad son muy accesorios.
Hablando en
serio: yo también me encontraría en un viaje de un año dedicado a esto.
Elizabeth en
pleno uso de toda su inconformidad percibe que algo falla: se siente vacía y
sola; quien técnicamente lo tiene todo: matrimonio, casa de ensueño, una
carrera que le gusta y en la que le va bien.
Con o sin
razones, Elizabeth decide salir de su zona de confort, dejar todo lo que tiene
(marido, casa, trabajo y dinero) y aventurarse al encuentro de la vida, más
precisamente: de la pasión de vivir.
Depende quién
seas tú y de cómo lo veas: es una inmadura, insatisfecha, idiota soñadora
malagradecida con todo lo que tiene o es una persona valiente que lo arriesga todo
por un anhelo de algo que realmente ni sabe qué es.
Elizabeth entonces
se arma un itinerario que pasa por Italia, India y Indonesia, y en cada
estación encuentra exactamente lo que esta buscando. Lo que en mi opinión es
demasiado idílico y perfecto, (si hasta los países fueron escogidos por la I) le
falta a la trama un poco de lo inesperado, del error y de la insatisfacción. De
drama griego porque de drama gringo le sobra un montón: ¡mira que tirarse la
casa por la ventana sólo porque te casaste con el tipo que no era!
El viaje en
sí sirve para Elizabeth como para los demás testigos de purga, para eliminar
todas esas malas costumbres ‘occidentales’ que apuntan a una vida que es una
carrera en pos de posesiones y logros que jamás te detienes a disfrutar. ¿Y quién
no va a estar frustrado, triste y vacío así?
¿Por qué ver esta película? Porque tu pareja está
viendo el fútbol con sus amigos en la sala de la casa y tú no tienes ganas de
salir. Para pasar un rato trivial y new age acompañada de una copa de vino,
unos pedacitos de queso, un trozo de pizza, un cuscús y una ensalada con
aderezo exótico de mango con jengibre.
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